Adaptaciones de los canguros

Los canguros han desarrollado una serie de adaptaciones a un país seco, estéril y con un clima muy variable. Al igual que con todos los marsupiales, las crías nacen en una etapa muy temprana de desarrollo, después de una gestación de 31-36 días. En esta fase, sólo las patas delanteras están algo desarrolladas, para permitirle al recién nacido subir a la bolsa y adjuntarse a un pezón. En comparación, un embrión humano en una etapa similar de desarrollo tendría alrededor de siete semanas de edad, y los bebés prematuros nacidos con menos de 23 semanas no suelen ser lo suficientemente maduros para sobrevivir. Cuando la cría nace, tiene aproximadamente el tamaño de un haba. El joven canguro permanecerá en la bolsa durante unos nueve meses (180 a 320 días para el gris occidental) antes de empezar a salir de la bolsa durante períodos cortos de tiempo. Por lo general se alimenta de su madre hasta cumplir los 18 meses.

5El canguro hembra suele poder embarazarse en permanencia, tiene la capacidad de congelar el desarrollo del embrión hasta que la anterior cría sea capaz de salir de la bolsa. Esto es conocido como diapausa, y ocurrirá en tiempos de sequía y en áreas con fuentes de alimentos pobres. La composición de la leche producida por la madre varía de acuerdo a las necesidades de la cría. Además, la madre es capaz de producir dos tipos diferentes de leche al mismo tiempo para el recién nacido y el mayor cachorro todavía en la bolsa.

Excepcionalmente, durante un período de sequía, los machos no producen esperma, y las hembras sólo conciben si ha habido suficiente lluvia para producir gran cantidad de vegetación verde.

Los canguros y wallabies poseen grandes tendones, elásticos en las piernas traseras, almacenan energía mediante la deformación elástica en los tendones de sus grandes patas traseras, proporcionando la mayor parte de la energía requerida para cada salto por la acción de resorte de los tendones, en lugar de por cualquier esfuerzo muscular. Esto es cierto en todas las especies tienen músculos conectados a su esqueleto a través de elementos elásticos como los tendones, pero el efecto es más pronunciado en los canguros.

Existe también una relación entre la acción de salto y la respiración: cuando los pies dejan el suelo, el aire es expulsado de los pulmones; al llevar los pies hacia delante y estar listos para el aterrizaje recargan los pulmones, proporcionando una mayor eficiencia energética. Los estudios sobre canguros han demostrado que, más allá del gasto de energía mínimo necesario para saltar, el aumento de la velocidad requiere un esfuerzo adicional muy pequeño (mucho menor que el aumento mismo de velocidad en, por ejemplo, un caballo, perro o humano). Para los canguros, el mayor beneficio del salto no es la velocidad para escapar de los depredadores, (la velocidad máxima de un canguro no es mayor que la de un cuadrúpedo de tamaño similar, y los depredadores nativos australianos son en todo caso menos temibles que los de otros países), sino por economía: en un país fértil con pautas meteorológicas muy variables, la capacidad de un canguro de recorrer largas distancias a una velocidad moderadamente alta en busca de fuentes de alimentos es crucial para la supervivencia.

Un proyecto de secuenciación del genoma del canguro se inició en 2004 como una colaboración entre Australia (principalmente financiado por el estado de Victoria) y los Institutos Nacionales de Salud de los EE.UU. El genoma de un marsupial, como el canguro es de gran interés para los científicos que estudian la genómica comparativa, ya que los marsupiales se encuentran en un grado ideal de la divergencia evolutiva de los humanos: los ratones están demasiado cerca y no han desarrollado muchas funciones diferentes, mientras que las aves son genéticamente muy remotas. La industria lechera también ha expresado su interés en este proyecto.

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